En un mundo cada vez más marcado por la urgencia climática, el agotamiento de recursos naturales y consumidores cada vez más conscientes, la sostenibilidad ha dejado de ser un valor añadido para convertirse en un factor clave en la estrategia del retail. Ya no se trata solo de reducir el uso de plásticos o compensar emisiones, sino de repensar el modelo de negocio de una manera integral: desde el diseño del producto hasta su distribución y consumo final.

Las marcas se enfrentan el reto de adaptarse a un entorno en el que lo ético y lo rentable ya no son conceptos opuestos. En este reportaje, expertos del sector comparten su visión sobre cómo la sostenibilidad está transformando el retail: los avances, las barreras y las oportunidades que se abren para quienes apuestan por un modelo más responsable.
“Mejorar los sistemas de climatización, la calidad del aire, la generación de zonas de sombra y resguardo deben ser fundamentales a la hora de afrontar los retos a los que el cambio climático nos aboca. Esto, junto con una mejora de la accesibilidad y movilidad, deben ser los criterios en los que pivota el retail sostenible actual”, señala Andrés Barrio, ESG manager de Nhood España. Algo que también entienden en Carmila, donde ponen el foco en la obtención de certificaciones verdes como Breeam, GRESB o CDP entre otras. “Estas validan el desempeño de nuestros activos en cuanto a consumo de agua, energía, gestión de residuos o utilización de materiales sostenibles en las soluciones constructivas que acometemos”, apunta Fátima Álvarez-Cofiño, directora de Operaciones Zona Sur y ASG de Carmila España.

Reducir el consumo energético y de agua, fomentar la movilidad sostenible e integrar zonas verdes o espacios respetuosos con el medio ambiente y las comunidades locales no son “elementos accesorios”, sino “criterios imprescindibles”, según José Luis Flores, head of Technical Área & Purchasing de Klépierre Iberia. Y, en opinión de Ignacio Aguilera, ESG Product & Business Developer lead de Savills España, ningún avance es posible sin datos: “Medir para transformar es hoy el nuevo estándar, lo que no se mide no se puede mejorar”. Asimismo, “el diseño sostenible es esencial: espacios luminosos, ventilados, energéticamente eficientes y construidos con materiales certificados mejoran la experiencia del usuario y reducen significativamente la huella ambiental. Además, ofrecen entornos más saludables y atractivos para visitantes y trabajadores”, añade Aguilera.
Desde Carmila apuntan también a la movilidad sostenible mediante accesos peatonales y ciclistas, puntos de recarga para vehículos eléctricos y conexión eficaz con el transporte público; así como a otras iniciativas como el reciclaje, uso de energías renovables y promover la biodiversidad. “El diseño resiliente y adaptable de nuestros centros, con materiales reciclados o de bajo impacto, permite prolongar la vida útil de las instalaciones y reducir la demanda de nueva construcción. Asimismo, implicamos activamente a arrendatarios y visitantes en campañas de sensibilización y sistemas de incentivos por comportamientos responsables”, asegura Álvarez-Cofiño.

Por ejemplo, en un centro comercial como Islazul, los criterios de sostenibilidad imprescindibles son la descarbonización del edificio –que incluye la transición y la eficiencia energética o la movilidad sostenible– y contribución al desarrollo social en la comunidad. “Entendemos que un centro comercial también debe ser un agente de transformación social. Por ello, en Islazul trabajamos activamente para generar un impacto positivo en nuestro entorno, fortaleciendo el tejido social mediante iniciativas que promueven el bienestar colectivo”, asegura Esaiy Valdenebro, ESG & Sustainability manager de Islazul.
Economía circular en los espacios comerciales
Los espacios comerciales son el eslabón final de una larga cadena de producción y, por ello, deben enfrentar los retos derivados de la gestión de materias primas y residuos como una de sus principales líneas de gestión. Pero no como una obligación, según señala Andrés Barrio, de Nhood, sino como una “oportunidad “de ahorrar costes y simplificar todas sus operaciones. “Por ello, podemos decir que la economía circular ha venido para quedarse, no hay cadena de suministro que no busque minimizar la generación de residuos maximizando, a su vez, la valorización y recuperación de los mismos”, añade.
La economía circular puede transformar los centros comerciales en verdaderos motores de regeneración local. Por ello, “desde Carmila fomentamos la apertura de locales de segunda mano en nuestros centros, facilitando la reutilización de materiales y mobiliario al abrir nuevos espacios. Además, organizamos eventos circulares, con intercambios, reciclaje de residuos especiales y habilitamos puntos de recogida para prendas usadas, aparatos electrónicos y envases retornables”, explica Álvarez-Cofiño.

La economía circular tiene el potencial de transformar profundamente la forma en que operan los centros comerciales, impulsando un modelo más eficiente, sostenible y alineado con los valores del consumidor actual. Así, Islazul promueve la reducción, separación y reciclaje de residuos. “Contamos con la certificación ‘Residuo Cero’, que garantiza la valorización de más del 95 % de los residuos generados. Desde Islazul buscamos dar una segunda vida a los materiales, a los productos e incluso a los propios espacios, generando valor en cada etapa del ciclo. Asimismo, apoyamos activamente a nuestros operadores en el desarrollo de campañas de circularidad, fortaleciendo el compromiso conjunto con un modelo comercial más responsable”, asegura Esaiy Valdenebro, ESG & Sustainability manager de Islazul.
Y es que la economía circular es una “estrategia rentable y transformadora” que beneficia a las empresas, a las personas y a la sociedad en su conjunto. “Cuidar de nuestro entorno mientras practicamos deporte no es solo posible: es el camino que elegimos para avanzar hacia un futuro más circular”, asegura Adrián Hervella, chief sustainability officer de Decathlon España. La enseña cuenta con una gama de servicios circulares como el alquiler por suscripción, la compraventa de productos deportivos y los servicios de reparación y mantenimiento, pensados para prolongar la vida útil del material deportivo. “En 2023 logramos un crecimiento del beneficio económico de un
3,8 %, mientras reducimos nuestras emisiones de carbono en Scope 3 en un 13 %. Es decir, logramos desacoplar nuestro crecimiento económico de nuestro impacto ambiental”, añade.


Por su parte, Ikea ha puesto en marcha iniciativas como su Mercado Circular, activo desde 2016, y con la que han dado una segunda vida a más de 13,7 millones de muebles. También acaban de lanzar Ikea Preowned, una plataforma digital donde comprar, vender o donar productos de la marca entre los usuarios. “En estos primeros meses, la plataforma ha recibido más de 160.000 visitantes y ha sido valorada con una puntuación de 4,4 sobre 5 por los usuarios. Además, seguimos equilibrando el crecimiento económico con un impacto positivo en la sociedad y estamos convencidos de que ‘es un buen negocio ser un buen negocio’, ya que integramos las finanzas y la sostenibilidad en cada decisión que tomamos”, explica Eva Mengs, directora de Sostenibilidad de Ikea en España.

Consumo y conciencia sostenible
En este sentido, desde Just Retail, hemos querido pulsar las medidas que llevan a cabo las marcas y los retos principales que asumen en el camino de la sostenibilidad. Begoña Marín, responsable RSE Kiabi España y Portugal, apunta a que la integración de la sostenibilidad como un pilar estructural y duradero de su estrategia debe abarcar de forma global todos los niveles del negocio: desde el diseño del producto hasta la colaboración con los proveedores y la experiencia del cliente. “Este proceso nos ha permitido revisar nuestros métodos de trabajo, adaptar estructuras internas y tomar decisiones más conscientes y alineadas con nuestros valores. Guiados por nuestra Visión 2035, avanzamos hacia un modelo más responsable, donde innovación, compromiso y generación de impacto positivo caminan de la mano. Esta transformación está siendo muy bien acogida por nuestros clientes, que valoran la coherencia de nuestras acciones y reconocen en Kiabi una marca comprometida con el futuro”, añade.

Surgen, además, nuevas formas de consumo como la segunda mano o el alquiler de prendas. “La sostenibilidad se está convirtiendo en una exigencia básica del mercado. En este contexto, el consumidor juega un papel fundamental: su creciente sensibilidad ambiental impulsa estas nuevas prácticas y, al incorporar criterios sostenibles en sus decisiones de compra, contribuye a orientar el rumbo del sector”, afirma, desde ARTE –Asociación Retail Textil España, alianza de las grandes compañías del sector del comercio textil que operan en nuestro país–, su presidenta Ana López-Casero.
En Blue Banana, Coral Adrados, Sustainability manager, apunta asimismo al reto de mantener un “enfoque integral” presente en cada departamento y acción de la empresa. “Se trata de transformar nuestra forma de operar hacia un modelo más consciente y responsable. Esto ha implicado revisar la cadena de suministro, repensar procesos, medir el impacto y alinear toda la estructura interna con la estrategia de sostenibilidad. Nuestra comunidad ya muestra una conciencia real sobre el consumo responsable. Por ello, como marca, nuestra responsabilidad es ofrecerles información clara y honesta, guiados por el compromiso con el entorno y un consumo más consciente”, afirma.

Según el estudio de Re-Viste (Asociación para la Gestión del Residuo Textil y el Calzado) junto a 40dB, más del 80 % de las personas valora criterios sostenibles al comprar textil y calzado, el 76 % el uso de materiales reciclados y el 72 % tiene en cuenta el impacto ambiental de lo que compra. Para responder a este contexto, “desde Re-Viste trabajamos con la FEMP en un proyecto piloto de recogida separada en seis municipios con una población conjunta de más de 300.000 habitantes. Esto permitirá sentar las bases de un sistema nacional homogéneo, eficiente y completo de recogida y gestión de residuos textiles y de calzado”, señala Juan Ramón Meléndez, director general de Re-Viste.
En esta línea, Marta Castillo, head of Brand & Marketing de Back Market España, pone el foco en el cambio de mentalidad del consumo rápido: “Estamos tan acostumbrados a reemplazar dispositivos que cuesta imaginar alternativas. Pero la hay, y es potente: la tecnología reacondicionada. En un mundo sostenible no hay espacio para la fast tech; necesitamos apostar por la durabilidad, la reparación y la reutilización. Y los consumidores están respondiendo”. Según la última encuesta de la marca, uno de cada dos españoles ha intentado reparar su móvil antes de desecharlo, y un 91 % es consciente del impacto ambiental de fabricar nuevos dispositivos. Y añade: “Nacimos con una misión clara: combatir los efectos del consumo excesivo de tecnología y cubrir las necesidades de los usuarios sin agotar los recursos del planeta”.

Y son precisamente personas, producto y planeta los pilares sobre los que gira la estrategia de sostenibilidad de Primark, Primark Cares. Así, “con esta estrategia esperamos convertirnos en una compañía más circular, integrando estos principios en nuestras operaciones y en nuestra cadena de suministro, contribuir a mejorar la vida de las personas que fabrican nuestros productos y seguir trabajando con nuestros proveedores y socios en compromisos compartidos. A medida que cambiamos y transformamos nuestro modelo de negocio, nos centramos en mantener precios asequibles al tiempo que ofrecemos ropa más sostenible a nuestros clientes. Entendemos la importancia de acompañar a nuestros clientes en este viaje y estamos encontrando nuevas formas de interactuar con ellos, por ejemplo, a través de nuestros talleres de reparación, para que puedan disfrutar de sus prendas durante más tiempo”, apunta María Fernández, directora comercial de Primark en España y Portugal.

Para Raúl Espinosa, director general de Sqrups!, el mayor reto ha sido desarrollar un sistema logístico y de gestión de inventario. Su modelo de negocio incluye una rotación muy alta de productos y dependen de excedentes y oportunidades de mercado. “Esto exige una enorme flexibilidad operativa y alianzas a largo plazo con fabricantes. Sin embargo, el consumidor valora cada vez más positivamente el poder acceder a productos de calidad a precios reducidos y, sobre todo, participar activamente en la reducción del desperdicio. Así, buscan marcas alineadas con valores éticos y sostenibles, y eso se refleja en nuestro crecimiento y en la fidelidad de nuestra comunidad”, manifiesta Espinosa.
Sostenibilidad y restauración
En el terreno de la restauración, la sostenibilidad representa también un eje estratégico. Por ejemplo, McDonald’s impulsa la sostenibilidad medioambiental a través de su estrategia Happy Change, centrada en energía y movilidad eléctrica, reciclaje y envases. De hecho, para 2025, planean usar un 100 % de energías renovables en sus operaciones y envases 100 % reciclados, renovables o certificados.
“Gracias a esta estrategia, más del 95 % de nuestros restaurantes funcionan con energía renovable; contamos ya con más de 150 restaurantes con cargadores de vehículos eléctricos; y actualmente más del 90 % de nuestros envases provienen de orígenes renovables, con lo que hemos eliminado más de 800 toneladas de plástico”, explica Natalia Mota, directora de Compras, Calidad y Sostenibilidad de la cadena.

Para Avanza Food, uno de los grandes desafíos es la eliminación de plásticos de un solo uso y la implantación progresiva de envases sostenibles en sus restaurantes. “Por ello, hemos impulsado diferentes iniciativas que han permitido que nuestros restaurantes Carl’s Jr. y Tony Roma’s ahorren cada año más de 10 toneladas de plástico. La implementación de estas medidas ha supuesto un importante reto, ya que requieren de una adaptación de los procesos operativos y la gestión de costes, siempre manteniendo el equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad”, apunta Víctor Pereira, ESG Champion y People director de Avanza Food.
Las medidas llevadas a cabo por Alsea –la reducción y el rediseño de envases, la implantación de sistemas de reciclaje, hasta el impulso de una cadena de suministro más sostenible, con un 80 % de proveedores locales– buscan siempre incrementar su propuesta de valor, situando al cliente en el centro de su estrategia. Ana Torroba, directora de ASG & Comunicación Corporativa de Alsea Europa, asegura: “Lo cierto es que los consumidores son cada vez más exigentes en términos de sostenibilidad”. Además, ya trabajan en la transformación de sus restaurantes hacia operaciones energéticamente neutras, a través de su proyecto de ‘Tiendas Verdes’. “En nuestras nuevas aperturas, y progresivamente en la adaptación de unidades existentes, estamos integrando sistemas de autoconsumo, junto con tecnologías de ahorro de agua y eficiencia energética en cocina”, incide.

El futuro de la sostenibilidad
La sostenibilidad en el retail se enfrenta a una revolución que transformará por completo los modelos de negocio y la relación con los consumidores.
Según Andrés Barrio, de Nhood, la gran revolución llegará a través de la integración de espacios mixtos: “Los centros comerciales ya no serán solo puntos de venta, sino centros de ocio, transporte, co-housing o residenciales, lo que requerirá una reinvención de las estrategias de gestión sostenible”.
En Carmila abogan por espacios “neutros en carbono, inteligentes y socialmente integrados”. En palabras de Fátima Álvarez-Cofiño, “los centros comerciales evolucionarán (y ya lo están haciendo) de meros lugares de compra a experiencias con claros valores, con actividades culturales, educativas y, por supuesto, ecológicas”.

Asimismo, el retail del futuro será regenerativo, autosuficiente, integrado con su entorno y conectado con la comunidad. “Ya no serán solo espacios de compra, sino verdaderos hubs de socialización, reforzando su papel como dinamizadores del territorio y puntos de encuentro. Y gracias a la tecnología, cada dato nos acercará a un activo más eficiente, resiliente y rentable”, asegura Ignacio Aguilera, de Savills. Mientras que en opinión de José Luis Flores, de Klépierre, los centros comerciales serán “hubs comunitarios y energéticamente autosuficientes”. Esta visión lleva a repensar el centro comercial como un lugar integrado en su entorno, conectado con la comunidad y capaz de aportar valor ambiental y social más allá del consumo. Como ejemplo, el centro Maremagnum ya integra estas prácticas.
De cara al futuro, en Kiabi apuestan por un retail centrado en promover productos “duraderos, versátiles y reutilizables”, capaces de alargar su vida útil y reducir el impacto ambiental. Así, su objetivo es crear colecciones “atemporales y funcionales”, más conectadas con las necesidades reales de las personas. “Este cambio será clave para responder a una sociedad cada vez más exigente, que no solo espera compromiso, sino soluciones concretas, sostenibles y de largo recorrido”, apunta su responsable de RSE Begoña Marín.
En este sentido, el sector de la moda “será sostenible o no será”, según Coral Adrados, de Blue Banana. “La gran revolución vendrá de la mano de la trazabilidad total en la cadena de suministro, impulsada por la tecnología. Esto permitirá al consumidor conocer con precisión el origen, proceso y huella de cada producto que adquiere”, señala la portavoz de la marca, quien aboga por la expansión “significativa” del modelo de economía circular.
Este será uno de los mayores desafíos para Decathlon: pasar del modelo lineal de ‘producir-usar-desechar’ a una economía circular. “Este cambio exige repensar cómo diseñamos y producimos, apostando por productos concebidos para ser reutilizados, reparados o reciclados, con el objetivo de alargar su vida útil y reducir su impacto ambiental”, asegura Adrián Hervella.

Asimismo, Marta Castillo, de Back Market, aboga por un “cambio cultural profundo”, superando el modelo de ‘comprar, usar y tirar’ para adoptar un consumo más consciente, duradero y legislado: “ No se trata de consumir menos, sino de consumir mejor: de forma más consciente, responsable y duradera, reutilizando, reparando y reacondicionando”. Para Ikea, el futuro será la transición hacia un “modelo verdaderamente circular”, en el que el diseño de los productos contemple desde el inicio su reutilización, reparación o reciclaje. “Porque ser un buen negocio también significa tener un impacto positivo en las personas y en el planeta”, sentencia Eva Mengs, su responsable de ESG.
Por su parte, ARTE considera que la gran revolución sostenible del retail será liderada por empresas conscientes de su papel transformador. Hablan de una revolución del “propósito empresarial”, en la que la sostenibilidad ambiental y social esté integrada estratégicamente, lejos del greenwashing. Re-Viste, por su parte, pone el foco en la concienciación ciudadana y en la creación de infraestructuras para la recogida separada del textil post-consumo. Su visión es construir una cadena de valor verdaderamente circular, con educación y colaboración entre todos los actores.
La digitalización será una de las palancas que afiancen esta revolución. “La sostenibilidad dejará de ser una acción puntual para convertirse en un proceso continuo, medible y conectado, transformando todas las áreas del negocio, desde las cocinas hasta la experiencia del cliente. Esto implicará, por ejemplo, la adopción de tecnologías que optimicen el uso de materias primas, garanticen la trazabilidad de los alimentos y permitan anticipar la demanda para reducir al mínimo el desperdicio”, señala Víctor Pereira, ESG Champion y People Director de Avanza Food.
Raúl Espinosa, responsable de Sqrups!, prevé cadenas de suministro “más transparentes”, “automatización” para reducir desperdicios y una apuesta decidida por la economía circular y la reutilización: “El consumidor exigirá trazabilidad y compromiso real, y las marcas que lideren esta transformación, combinando innovación y responsabilidad, marcarán el futuro del sector”.
Entre las prioridades de Alsea están la reducción de la huella de carbono, la transición hacia envases reutilizables, reciclables o compostables y la apuesta por una alimentación de calidad y equilibrada. “Así, la incorporación de la inteligencia artificial y el análisis avanzado de datos marcarán un punto de inflexión. Estas herramientas nos permitirán optimizar la gestión de compras, inventarios y logística, mejorando significativamente la eficiencia y reduciendo tanto el excedente alimentario como las emisiones asociadas. Además, la tecnología será clave también para el cuidado y bienestar de nuestros equipos, facilitando experiencias de onboarding más ágiles, así como procesos de escucha activa que refuercen el compromiso y la satisfacción de nuestros colaboradores”, indica Ana Torroba, directora de ASG & Comunicación Corporativa de Alsea Europa.