360 Colaborativo: el modelo de contratación de obras para el sector del retail

La adaptación de locales para las oficinas o tiendas propias es, sin duda, uno de los mayores esfuerzos de inversión para las empresas. Además, supone el encuentro de otros sectores con el tradicionalmente complejo y voluble sector de la construcción.

El convulso entorno socioeconómico reciente (inflación, pandemia, crisis de suministros…) ha arrojado incertidumbres sobre los procesos de contratación de obras de construcción. Esto ha potenciado nuevos modelos de contratación y relación entre las empresas y los proveedores de servicios de diseño y ejecución de espacios de oficinas y comerciales. 

La necesidad de contrarrestar esas incertidumbres está haciendo que se supere poco a poco el método tradicional que pasa por encargar un diseño a un estudio de interiorismo o arquitectura y lanzar luego un proceso de licitación de las obras entre constructoras. Método que, además de ralentizar los tiempos de decisión y ejecución, conlleva el riesgo de una falta de comunicación entre los agentes y el cliente final y de no pocas sorpresas respecto a los costes finales de los proyectos. 

Juan Manuel Mancebo, CEO de Tailor Retail Makers, expone las ventajas del modelo colaborativo 360 en la licitación de los espacios de trabajo y comerciales para las empresas.

El modelo colaborativo 360 supera el ‘llave en mano’ tradicional, que si bien ya integra en un mismo equipo a los que diseñan y los que construyen, no blinda el control económico de las incertidumbres del entorno. Este nuevo modelo aporta al cliente un marco de seguridad y control económico a través del conocimiento de los costes reales y márgenes de beneficio previamente pactados, que combinado con la integración de un mismo equipo en todas las fases del proceso, supone la mejor garantía de éxito y control para la implantación de oficinas o tiendas en cualquier sector.

Las empresas como Tailor Retail Makers, especializadas en diseño y construcción para el sector corporativo y comercial, aportan garantías de control que se reflejan en los tres vectores C que definen los objetivos de los clientes: control presupuestario, cumplimiento de plazos y calidad en la ejecución. 

Tener desde el principio a los equipos de diseño y construcción trabajando mano a mano con el cliente desde la fase de concepción hasta la de construcción, permite tener claro en todo momento un mismo objetivo y reaccionar a tiempo real ante cualquier cambio o necesidad que surja en cualquier fase del proceso, bien por decisión del cliente o debida a factores externos. Si además, el mismo equipo que diseña y ejecuta los espacios, se encarga del mantenimiento posterior del mismo, estamos ante una fórmula que garantiza en el tiempo, la inversión en la adecuación de los activos de las empresas.

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